No olvidemos que jugar es una experiencia emocional y social, que produce alegría y pasión, y en la que padres, cuidadores y educadores del niño facilitan y estimulan las situaciones de juego que forman parte de su desarrollo
Pecci, 2010, p. 41
El juego en este artículo se aborda como un vehículo y una alternativa pedagógica para la enseñanza-aprendizaje del ballet en la primera infancia. Comenzaremos por recalcar la importancia del juego y la estimulación temprana por parte del adulto, con el fin de motivar y guiar a nuestros niños desde una experiencia emocional y social. El juego es fundamental en el desarrollo del infante en su primera etapa de crecimiento y aprendizaje, pues a través de él reconoce y aprende de su entorno. En este sentido, tomaremos a Jean Piaget como referente para exponer algunas herramientas lúdicas utilizadas en la clase de Ballet. Piaget estableció estados o estadios de desarrollo infantil organizados en tres categorías:
• Estadio sensorio motor, entre 0 y dos años: predomina el juego funcional o de ejercicio.
“Los juegos de ejercicio, propios del estadio sensorio motor, y por tanto de los primeros dos años de vida, son aquellos que consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato.”
En la clase de ballet, las niñas que son de una edad superior tienen la tarea adicional de integrar a las más chiquitas a todas las actividades, para esto, todas las estudiantes se encuentran muy atentas como grupo a propiciar un ambiente de total atención por todo lo que se hace, esto genera en las niñas más pequeñas una curiosidad por explorar esto que las otras están realizando. Logrando que todo el grupo participe activamente en la clase.
• Estadio preoperacional, entre los dos y los seis años: predomina el juego simbólico.
“En las edades desde los dos a los seis años aparece el juego simbólico, es aquel que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego” (Pecci, 2010, p. 33).
Las herramientas más utilizadas en la clase de ballet son los juegos corporales asociados con imágenes de animales y personajes mágicos, tales como “jirafa, elegantes como princesas, saltar como pájaros en el aire”, las cuales además fortalecen el aprendizaje de la técnica clásica en las estudiantes sin tener que utilizar “herramientas discursivas” que cortan el camino de un aprendizaje significativo en las niñas y limitan su interacción desde los sentidos con su entorno.
En el juego simbólico, las niñas reflejan el conocimiento de la realidad que las rodea. Cuanto más variada es la realidad que conocen, más variados son los argumentos que utilizan. Otros argumentos típicos que utilizamos en nuestras clases son: jugar a familias, a médicos, a robots, a superhéroes entre muchos otros.
• Estadio de las operaciones concretas, entre los seis y los 12 años: predomina el juego de reglas.
“A partir de los cuatro o cinco años, empieza el uso de reglas. Por ejemplo, imaginemos que algunos niños hacen como si fueran una familia. A estas edades, repartirán papeles y establecerán un guion que tendrán que respetar todos los participantes a fin de que fluya la actividad. Este respeto es una regla táctica del juego”
Con estos grupos de edades más avanzadas se realizan dinámicas de juego un poco más complejas, con construcciones creativas individuales y grupales, de tiempos prolongados y con conclusiones y reflexiones propiciadas por las estudiantes.
Es preciso entonces concluir; Un aprendizaje adecuado y duradero no se realiza desde un camino rígido y rectangular en una clase, pues se podrían crear conflictos en los cuerpos de los niños, lo cual puede obstruir su imaginación, creatividad e interacción con su entorno y la danza clásica. Por esta razón, se recalca la importancia del juego en la enseñanza-aprendizaje del ballet en menores, pues estas alternativas significativas le permiten al menor imaginar y crear desde su cuerpo caminos adecuados para apropiar el nuevo conocimiento, sin imponer un lenguaje rígido desde la técnica que concluya en conflicto y exclusión.
El juego corporal es parte importante en el desarrollo y crecimiento del niño y la niña desde los primeros meses de vida. Gracias a su interacción con su entorno, le ayuda a desarrollar el sistema locomotor y sensorial, a apropiar herramientas y objetos que, combinados con los imaginarios, se encargan de crearle reglas de convivencia que serán la base para sus próximos y nuevos conocimientos. Además de inculcar el gusto por la danza, la cual favorece la autoconfianza, el creer en uno mismo a través del control de su cuerpo; aumenta la capacidad para expresar y desenvolverse en el tiempo y en el espacio; facilita la relación con los demás y el conocimiento de uno mismo; fomenta la superación de estereotipos y prejuicios por cultura o sexo; ayuda a vencer la timidez y a desinhibirse; por último, ofrece una alternativa de ocio saludable y establece modelos de identificación social.
Escrito por: Nicole González
Maestra titular Ballet y Preballet