Cada obra, cada creación y producción que realizan los niños, refleja el esfuerzo y la dedicación, cada una estas actividades permiten no solo la libre expresión de sentimientos, también tiene como objetivo que los niños se sientan realizados, desarrollando su personalidad y autoestima de manera segura y sana. Convirtiéndose en una herramienta que aprueba el autoconocimiento de capacidades asombrosas.
La autoestima es la actitud que se tiene hacia si mismo, constituye un componente esencial en la personalidad, es fundamental su buen sustento en los primeros años de vida, las actividades manuales permiten un mejor afianzamiento de autoestima, ya que les permite ver y valorar sus logros de manera creativa, asumir retos que sin importar el resultado quedan plasmados como evidencia de su dedicación y expresar de manera espontánea sus emociones.
Otra característica de tener una buena autoestima, es que permite a los niños ser buenos líderes, tomar decisiones, resolver conflictos y así mismo aceptar situaciones de fracaso, cuando están realizando una pintura y el resultado no es como se espera, son capaces de solucionarlo, reinterpretar, transforma o adaptar su pintura de tal manera que cumpla con sus expectativas, generando así un sentimiento de agrado y complacencia.
En esta construcción y fortalecimiento de la autoestima, el arte incrementa la percepción del entorno a través de la observación, formando una flexibilidad de pensamiento para poder interpretar el mundo que le rodea de manera más artística, más colorida, más estética y consciente.

Finalmente, tras una construcción sana de la autoestima fortalecida en las artes plásticas, se enriquecen las habilidades cognitivas, de lenguaje y comunicativas, le permite a los niños ser personas sociables, cooperativas, capaces de crear mejores ambientes sociales y desenvolverse de manera fluida y
armoniosa en su entorno.